Ir al contenido principal

JOSEITO Y SUS AMIGOS.( Isla de Margarita, 2000)


¡Buenos días, doña Clara!, ¿qué tal le parece el día?, ¡estupendo!, ¿verdad?. La brisa fresca de la mañana le dio la respuesta a su pregunta. La mayoría de las veces, Joseito estaba rodeado de viejos, jóvenes, chiquitos, todos absolutamente todos, lo saludaban con cariño. Joseito se sentía orgulloso de tener muchos amigos, aunque hablaban muy poco.
-¿Cómo le va, niño Tomás?, ayer vi a su hermano conversando mucho con usted, ¿lo aconsejó?; sepa que no lo conozco tanto como a usted pero, tiene cara de angustiado. No se preocupe en responder, sé que usted es muy reservado-.
Joseito, siempre estaba pendiente de sus amigos, si les faltaba un poco de agua para calmar la sed, una corta conversación para aliviar las preocupaciones o unas cuantas flores para alegrar el día.
Los amigos de Joseito todas las tardes se reunían para contar sus anécdotas. Vivian en una pequeña urbanización, en casas muy estrechas y juntitas. Joseito vivía un poco lejos de allí, por eso siempre llegaba tarde a las reuniones.
Un día a la hora de la charla, la mayoría de las personas se quedaron atónitos, sorprendidos; Joseito había llegado temprano, ahora el podía escuchar todo lo que ellos decían y formar parte de sus charlas, no se podían negar a contestarle todas las preguntas que por quince (15) años Joseito les hizo y debían agradecerle también por quince (15) años, las veces que Joseito lavó, limpió y colocó flores a sus tumbas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Admirable como siempre!
Eres un encanto!

Te adoro

david

Entradas populares de este blog

LOS INADMITIDOS

María de Fátima, empezó a gritarle a la abogada, le decía en portugués, que como le hacían eso, que ella venia a pasear, que ella tenia dinero, se puso a llorar, se le acercó una policía le dijo con su tono muy a lo español, que ella era la policía allí que calmaditos todos, venga!. Le preguntó a la abogada que si le había notificado a las chicas y ella dijo que si. Yo, sentada, veía el alboroto, como muchos otros en la misma condición. Subimos nuevamente a la gran sala de retornados, varias sillas de madera color amarillo, bordeaban las paredes mitad verde mitad amarilla, un televisor en una esquina daba el resumen de la crisis económica en Europa, y nosotros allí, con dinero encima sin poder ayudar, aunque sea un 0.01%. El teléfono, no dejaba de sonar, llamaban en todo momento, lo tomaba el Colombiano y gritaba: Danielle Moreus, nos veíamos las caras no nos conocíamos de nombre si no por nacionalidad: las brasileras, los venezolanos, los uruguayos, los argentinos, los ...

En busca del tesoro perdido...

Unas Primeras Palabras: ¡Feliz Año, 2008! En Venezuela, en los últimos meses, se ha venido desatando una ola de desabastecimiento en los rubros alimenticios. Vaya a estos la entrada de mi blog. Desde pequeña siempre fui curiosa con las cosas de la casa, incluyendo el cuarto de mis padres, le revisaba hasta lo que colocaban debajo del colchón: revistas de enseñanza sexual, más no pornos, revistas de chistes groseros, novelas ilustradas con un poco de picardía sexual en blanco y negro, etc, etc. Siempre pendiente de un descuido de mis padres, penetraba aquella habitación acompañada de mi hermana, quien ocupaba el puesto de vigilante, mientras yo hacia las veces de una misión imposible, todo lo que iba a tocar, primero veía como estaba y después le echaba las manos, si la sabana tenia una arruga, debía sacar con mucho cuidado los tesoros de mis padres y tratar en lo posible de que al bajar el colchón la arruga estuviese alli, o crearla. Cuando fuimos creciendo y teniendo información que c...

Mousii y Cata, 2 conocidas.

Una gran tabla de ajedrez, así es el piso de mi casa, a veces mis pisadas eran tan sutiles que Cata no las sentía, jajaja, yo iba de un lado a otro corriendo por los recuadros a veces negros a veces blancos, a veces no corría tanto, es que después de tanto tiempo me he puesto gorda, los años no pasan en vano. Cata sin embargo era muy ágil, aunque la mayoría de las veces lo que hacia era pegarme gritos para que me detuviera cuando la tenia detrás de mi, ilusa, ¡como si me iba a dejar!. Una vez, hicimos un pacto, es que a mi me gustaba tanto comer, y ella era la guardiana de la cocina, nosotras teníamos una residencia con un pequeño restaurante de comida casera cerca de Sabana Grande, pues ella cocinaba y yo atendía a los comensales, la cocina siempre fue un placer prohibido para mi, en las noches, ¡cuan peligrosas las noches!, entraba a hurtadillas a comer todo lo que me encontraba al frente, el pacto era no entrar, a veces la tan maluca de cata, me colocaba trampas, si así como lo escu...