¡Buenos días, doña Clara!, ¿qué tal le parece el día?, ¡estupendo!, ¿verdad?. La brisa fresca de la mañana le dio la respuesta a su pregunta. La mayoría de las veces, Joseito estaba rodeado de viejos, jóvenes, chiquitos, todos absolutamente todos, lo saludaban con cariño. Joseito se sentía orgulloso de tener muchos amigos, aunque hablaban muy poco.
-¿Cómo le va, niño Tomás?, ayer vi a su hermano conversando mucho con usted, ¿lo aconsejó?; sepa que no lo conozco tanto como a usted pero, tiene cara de angustiado. No se preocupe en responder, sé que usted es muy reservado-.
Joseito, siempre estaba pendiente de sus amigos, si les faltaba un poco de agua para calmar la sed, una corta conversación para aliviar las preocupaciones o unas cuantas flores para alegrar el día.
Los amigos de Joseito todas las tardes se reunían para contar sus anécdotas. Vivian en una pequeña urbanización, en casas muy estrechas y juntitas. Joseito vivía un poco lejos de allí, por eso siempre llegaba tarde a las reuniones.
Un día a la hora de la charla, la mayoría de las personas se quedaron atónitos, sorprendidos; Joseito había llegado temprano, ahora el podía escuchar todo lo que ellos decían y formar parte de sus charlas, no se podían negar a contestarle todas las preguntas que por quince (15) años Joseito les hizo y debían agradecerle también por quince (15) años, las veces que Joseito lavó, limpió y colocó flores a sus tumbas.
Comentarios
Eres un encanto!
Te adoro
david