Ir al contenido principal

Entre dormida y despierta...

No, en el pequeño espacio que esta debajo de la escalera no me puedo esconder,
pero, ¿qué hago?, donde me escondo, debajo de la cama es el primer lugar que buscaran, y después debajo de la escalera, ese pequeño hueco, con la piel de la pared enverdecida por el moho, allí no puedo meterme.
Debería tener un paralicer, y cuando esos mal nacidos, o ese, abran la puerta de mi habitación, me coloco detrás de esta y suaz!!, le echo el aerosol en los ojos, y empiezo a gritar, a pedir auxilio. Pero, por que no ladraron los perros, no puedo ser la única que escuchó esos tres golpes secos de un arma, fue ensordecedor, creo que fue aquí mismo. ¿Y si están en la casa?, pero, ¡¡¡no escucho a los perros!!!, y yo que me estoy orinando, del susto me quiero hacer encima, no quiero salir, tengo miedo, tengo miedo. Necesito un arma, si, un arma, un bate, debería tener un bate al lado de la cama o debajo de ella, así cuando vuelva escuchar algo como esto, ¡Dios!, pero todo me da vueltas. No escucho más nada, ningún paso, otra vez el silencio. Estoy sentada sobre la cama, no sé cuánto tiempo ha pasado, creo son más de las 4:00a.m, está pasando una moto por la calle, es lo único que se escucha, no quiero encender la tele, y si están delante de la puerta? , me estoy haciendo pipi, tengo el vientre como un globo, estoy empezando a sudar frio y no voy a salir, y si están afuera…coñio, pero nadie va al baño? Que va, tengo un pequeño envase que uso para hacerme los pies, allí voy a orinar, no moriré por culpa de ese pendejo que detonó el arma a las 3:30 de la mañana, a una cuadra de mi casa.

Ccs, 26-05-09

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS ARDILLAS DE MI JARDÍN।

Revisando mis c.d donde tengo grabado varias cosas que he escrito me he topado con una serie de cuentos cortos que llamé: "Cuentos Urbanos" en las próximas entregas le colocaré los que más me han gustado. Abajo una muestra: Diviso desde mi balcón roedores en el jardín, son ardillas, ardillas en mi jardín, son grandes, entran y salen de un hueco en la tierra ¿qué extraño?, deberían entrar y salir de un hueco en el árbol, las contemplo, juegan. Paseo mi vista al edificio del frente, hay niños mirándome con binoculares, los señalo, se ríen, se esconden. Una señora en planta baja grita, suelta las bolsas de la basura y sale corriendo le tiene miedo a las ardillas; río. Hay gente contemplando mi jardín, envidiosos, me digo. Baja un señor del edificio, tiene una cabilla en las manos se dirige hacia el jardín, busca en el hueco, mete la cabilla, la mueve de un lado a otro, con fuerza, con rabia, con resignación , no hay nada. Son astutas pensará el, yo también lo hago. Se queda quie...

LOS INADMITIDOS

María de Fátima, empezó a gritarle a la abogada, le decía en portugués, que como le hacían eso, que ella venia a pasear, que ella tenia dinero, se puso a llorar, se le acercó una policía le dijo con su tono muy a lo español, que ella era la policía allí que calmaditos todos, venga!. Le preguntó a la abogada que si le había notificado a las chicas y ella dijo que si. Yo, sentada, veía el alboroto, como muchos otros en la misma condición. Subimos nuevamente a la gran sala de retornados, varias sillas de madera color amarillo, bordeaban las paredes mitad verde mitad amarilla, un televisor en una esquina daba el resumen de la crisis económica en Europa, y nosotros allí, con dinero encima sin poder ayudar, aunque sea un 0.01%. El teléfono, no dejaba de sonar, llamaban en todo momento, lo tomaba el Colombiano y gritaba: Danielle Moreus, nos veíamos las caras no nos conocíamos de nombre si no por nacionalidad: las brasileras, los venezolanos, los uruguayos, los argentinos, los ...

En busca del tesoro perdido...

Unas Primeras Palabras: ¡Feliz Año, 2008! En Venezuela, en los últimos meses, se ha venido desatando una ola de desabastecimiento en los rubros alimenticios. Vaya a estos la entrada de mi blog. Desde pequeña siempre fui curiosa con las cosas de la casa, incluyendo el cuarto de mis padres, le revisaba hasta lo que colocaban debajo del colchón: revistas de enseñanza sexual, más no pornos, revistas de chistes groseros, novelas ilustradas con un poco de picardía sexual en blanco y negro, etc, etc. Siempre pendiente de un descuido de mis padres, penetraba aquella habitación acompañada de mi hermana, quien ocupaba el puesto de vigilante, mientras yo hacia las veces de una misión imposible, todo lo que iba a tocar, primero veía como estaba y después le echaba las manos, si la sabana tenia una arruga, debía sacar con mucho cuidado los tesoros de mis padres y tratar en lo posible de que al bajar el colchón la arruga estuviese alli, o crearla. Cuando fuimos creciendo y teniendo información que c...