Revisando mis c.d donde tengo grabado varias cosas que he escrito me he topado con una serie de cuentos cortos que llamé: "Cuentos Urbanos" en las próximas entregas le colocaré los que más me han gustado. Abajo una muestra:
Diviso desde mi balcón roedores en el jardín, son ardillas, ardillas en mi jardín, son grandes, entran y salen de un hueco en la tierra ¿qué extraño?, deberían entrar y salir de un hueco en el árbol, las contemplo, juegan. Paseo mi vista al edificio del frente, hay niños mirándome con binoculares, los señalo, se ríen, se esconden.
Una señora en planta baja grita, suelta las bolsas de la basura y sale corriendo le tiene miedo a las ardillas; río. Hay gente contemplando mi jardín, envidiosos, me digo. Baja un señor del edificio, tiene una cabilla en las manos se dirige hacia el jardín, busca en el hueco, mete la cabilla, la mueve de un lado a otro, con fuerza, con rabia, con resignación , no hay nada. Son astutas pensará el, yo también lo hago. Se queda quieto como cazador al acecho; mira detrás de una de las tantas bolsas, ¡ups!, vio una. Solo se escucha un grito muy agudo, ahora yo grito, me desespero, salgo del apartamento, bajo las escaleras de una manera vertiginosa, espero encontrar al hombre; llego al jardín con el corazón bailando música costeña. Le quito la cabilla al hombre, me exalto, le grito, defiendo el equilibrio ecológico, me ve como bicho raro, no entiende, le hablo de ardillas. Se ríe, en mi cara se ríe, me ofusco; me toma del brazo, me lleva hasta el animal inerte, lo veo me sobresalto, con la cabilla en la mano ahora soy yo quien le pega, hasta convertirla en desechos.
Una rata, si, hay ratas en mi jardín.
Una señora en planta baja grita, suelta las bolsas de la basura y sale corriendo le tiene miedo a las ardillas; río. Hay gente contemplando mi jardín, envidiosos, me digo. Baja un señor del edificio, tiene una cabilla en las manos se dirige hacia el jardín, busca en el hueco, mete la cabilla, la mueve de un lado a otro, con fuerza, con rabia, con resignación , no hay nada. Son astutas pensará el, yo también lo hago. Se queda quieto como cazador al acecho; mira detrás de una de las tantas bolsas, ¡ups!, vio una. Solo se escucha un grito muy agudo, ahora yo grito, me desespero, salgo del apartamento, bajo las escaleras de una manera vertiginosa, espero encontrar al hombre; llego al jardín con el corazón bailando música costeña. Le quito la cabilla al hombre, me exalto, le grito, defiendo el equilibrio ecológico, me ve como bicho raro, no entiende, le hablo de ardillas. Se ríe, en mi cara se ríe, me ofusco; me toma del brazo, me lleva hasta el animal inerte, lo veo me sobresalto, con la cabilla en la mano ahora soy yo quien le pega, hasta convertirla en desechos.
Una rata, si, hay ratas en mi jardín.
Comentarios
WL