Una gran tabla de ajedrez, así es el piso de mi casa, a veces mis pisadas eran tan sutiles que Cata no las sentía, jajaja, yo iba de un lado a otro corriendo por los recuadros a veces negros a veces blancos, a veces no corría tanto, es que después de tanto tiempo me he puesto gorda, los años no pasan en vano. Cata sin embargo era muy ágil, aunque la mayoría de las veces lo que hacia era pegarme gritos para que me detuviera cuando la tenia detrás de mi, ilusa, ¡como si me iba a dejar!. Una vez, hicimos un pacto, es que a mi me gustaba tanto comer, y ella era la guardiana de la cocina, nosotras teníamos una residencia con un pequeño restaurante de comida casera cerca de Sabana Grande, pues ella cocinaba y yo atendía a los comensales, la cocina siempre fue un placer prohibido para mi, en las noches, ¡cuan peligrosas las noches!, entraba a hurtadillas a comer todo lo que me encontraba al frente, el pacto era no entrar, a veces la tan maluca de cata, me colocaba trampas, si así como lo escuchan, trampas, dejaba alguna concha de cambur por el piso para que yo rodara y después de aquel estruendoso golpe se asomaba por la ventanilla de despacho de la cocina a reírse, soltaba su carcajada, mientras yo maldecía a regañadientes.
Muchas veces se había molestado conmigo, no éramos amigas, pero nos soportábamos, habíamos creado una especie de hermandad con advertencias, después de quedarnos cada una sola y sin familia, era lo medianamente bueno que nos había pasado. A Cata se le murió el esposo cuando aun era joven, trabajaba en construcciones, un albañil, alcohólico, un poco descuidado con el dinero, pero siempre le llevaba algo a la casa. Un día no regresó, y ella empezó a buscarlo por toda la ciudad. Hasta que lo encontró, muerto. Quien pudo hacerle semejante maldad, parecía más bien brujería, lo hallaron cerca del Guaire estaba con un poco de latas de cervezas atadas al cuello.¡Pobre!, Cata estuvo desconsolada, maullando varias noches.
Permítanme presentarme, me llamo Mousii, no es francés, no es ingles, no se de donde lo sacaron pero así me llamo. Mi condición económica social siempre fue baja, mamá se dedico a tener entre 5 y 8 hijos, sola trabajaba, lo importante era conseguir comida para todos, y siempre lo lograba. Poco, pero como hacia milagros mi madre. Todos crecimos y nos fuimos de casa, éramos mucho y no nos soportaban, así que, cada quien tomó un rumbo diferente.
Visité varios lugares, algunos tenían poca gente, poca comida. Otros, mucha gente, mucha comida, pero no me dejaban entrar, les decía que podía limpiar, ser su chica de servicio pero me tiraban la puerta en la cara. Hasta me pateaban, siempre fue duro. Hasta que encontré a Cata, a primera vista nos rechazamos pero, viéndonos a los ojos, 2 viejas hacen más que una. La casa era una herencia de Cata, me permitió, vivir allí, hasta que yo consiguiese algo de comida o trabajo. Luego, más tarde vino la idea del restaurante, no se de quien fue, pero allí estábamos, ella atendía unas veces o cocinaba otras.
Hace un par de semanas salí a caminar un rato, y debe ser la edad, me extravié, venia huyendo de unos tipos que querían tocarme la cola, debo decir que no soy una belleza, pero mi menuda nariz, mis ojos achinados negros y mi precioso color de pelo, gris plomo, me hacen diferente a las demás especies. Igual llegué a la casa, pero no era la misma, estoy casi segura que me metí en la casa de al lado. Lo importante es: había mucha comida, una joven y una señora eran las dueñas, me vieron, se molestaron, no se por que, yo solo quería comer, así que me fui a la nevera, tenia mucha hambre, había un olor a queso que me trastornaba los sentidos. Quisieron apartarme de allí, pero me les escabullí, jajaja, todavía con agilidad. Me metí en un cuarto, allí estuve un par de días, pero es que no podía salir con esas mujeres atacadas, y diciéndome cosas, me hacia la sorda. Tenía un cuarto grande para mi solita, y una cocina con mucha comida. La vida es bella, me repetí muchas veces mientras hacían ruido detrás de la puerta.
El domingo, fue muy pesado para mí. No había nadie en casa, así que decidí salir, además ya me estaba enclaustrando mucho. Por mi gordura no atine a ver una especie de goma que dejaron en la puerta, creo que andaban arreglando el piso o algo así. Mis patitas, no podían despegarse, ay como sentí la desesperación correr por mi cuerpo, escuche después pasos y gritos, alcancé a taparme la cara, me acordé de Cata, de sus consejos de ser precavido, sólo llegué a sentir el frío de un metal desgarrando mi carne. Allí quedé, impune antes la violencia domestica.
Cata: Gata. Mousii: Rata.
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UN ABRAZO AMIGA
elia Rivera Guti�rrez